miércoles, 27 de febrero de 2013

CAPÍTULO 24: TENGO MUCHOS PROBLEMAS

Acabé de desayunar, y me fui a la ducha y cuando salí allí estaba.
-¿Pero qué haces aquí? dije tapándome como pude.
-No quería dejar las cosas así, ¿por qué me besaste? 
-No lo sé Carlos, déjame enserio ya bastante rayada estoy como para que me vengas ahora con estas.
-Mira Carlos, no quiero darte esperanzas de sí, sí o no porque no quiero que lo pases mal, eres mi amigo me sentaría fatal que lo pasarás mal
-Ya lo estoy pasando mal, peor no lo creo ya te lo digo yo.
-Déjame enserio vete de mi cuarto, me quiero cambiar.
Cada vez se acercaba más hasta que me estrechó contra él, la toalla se iba soltando.
-En serio Carlos, vete no quiero que nadie nos vea así, y menos Lucía o David.
-Tranquila que nadie nos va a ver queda mucho para que regresen.
-Pero déjame por favor, no quiero que estés aquí, vete joder.
-¿En serio quieres que me vaya? dijo susurrando cerca de mis labios, tanto que sentía su aliento.
-Sí, dije casi derritiéndome, aguantándome las ganas de besarle.
-¿De verdad? dijo ya rozándome los labios.
-De verdad
-No lo creo, no te puedes resistir.
-¿Pero de qué vas? Alomejor el que no puede resistirse eres tú, no te jode, dije apartándolo de mi.
-Pues puede que tengas razón y que no pueda resistirme a ti, pero ¿sabes por qué? 
-A ver que sueltas, ¿por qué? 
-Porque eres la razón por la que seguir viviendo, porque te quiero definitivamente, esa palabra te lo dice todo.
-A ver si es verdad que no puedes resistirte a mis encantos, dije lanzándome encima de él, y poniéndome cada vez más cerca de su boca.
-Me quieres, ¿enserio? 
-Pues claro, dijo lanzándose a mis labios, pero yo me eché hacia atrás para dejarlo con las ganas.
-Pues si me quieres vete de mi habitación, ¡FUERA!
-Vale, vale.
-Espera, ven no te vayas así.
-¿Qué quieres? 
Se acercó y le besé ese beso que tanto esperaba, desde que lo vi en la habitación, desde que lo tenía tan cerca de mi, él me agarraba fuerte de cintura, yo lo agarraba del cuello, me daba besos por el cuello, lo que yo no sabía era que me ponían los pelos de punta, y con más razón lo apretaba contra mi pecho.
-Eres...
-¿Soy qué? dije
-Eres la mujer más completamente perfecta que conozco.
-Y tú uno de los hombres más perfectos que conozco ahora mismo, y ahora sí, vete no quiero que nos pillen, adiós ¡nos vemos por la casa!
-Vale, adiós, por cierto me gustan mucho los retos, muchísimo osea que no me retes.

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